Decisi�n



 


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Lista de ilustraciones sobre la Decisi�n:

  1. PRACTICANDO EL SERMON DEL MONTE

  2. �A CUAL DE ESTOS DOS HOMBRES TE PARECES?

  3. LAS DOS VOCES

 

PRACTICANDO EL SERMON DEL MONTE

Un cristiano de la pen�nsula de Corea visit� a uno de los misioneros que all� estaban, y le dijo que hab�a aprendido el Serm�n del Monte y deseaba repetirlo delante de �l. Enseguida aquel cristiano repiti�, palabra por palabra, sin que le faltara una sola, los tres cap�tulos que componen el mencionado serm�n. Cuando termin�, el misionero dijo a ese cristiano que era necesario poner por obra las ense�anzas del serm�n; a lo que aquel creyente replic�: "As� lo aprend�: Procuraba yo aprenderlo, todo de una vez, y las palabras se me iban. Entonces aprend� de memoria un vers�culo, sal� en busca de alguno de mis vecinos y en �l practiqu� las ense�anzas de ese vers�culo; y se me quedaron bien las palabras. Entonces procur� aprender de esa manera todo el serm�n, y as� lo aprend�."

 

�A CUAL DE ESTOS DOS HOMBRES TE PARECES?

La noche cuando el vapor "Princes Alice" choc� con el "Bywell Castel", a causa de una densa niebla, y seiscientos excursionistas perecieron de los novecientos o m�s que iban a bordo, dos barqueros estaban amarrando sus barcos. Al o�r el estallido y los gritos uno de ellos dijo: "Estoy cansado, me voy a casa, nadie me ver� en la niebla".

Los dos tuvieron que comparecer en la investigaci�n del caso. Interrogado el primero si hab�a o�do los gritos contest� que s�. Vuelto a ser interrogado qu� hab�a hecho contest�: --Nada se�or. -- �No est� avergonzado? A lo que contest�:--Se�or, la verg�enza nunca me dejar� hasta que muera.

Interrogado el otro qu� hab�a hecho contest�: --Salt� al barco y rem� con todas mi fuerzas hacia el barco n�ufrago. Atest� mi bote de mujeres y ni�os, y cuando ya era peligroso tomar otra m�s, me fui remando con este grito: �Oh, Se�or, qui�n tuviera un barco m�s grande! �OH, SE�OR, QUIEN TUVIERA UN BARCO M�S GRANDE!".

Podemos imaginar las palabras dirigidas a estos dos hombres, cu�n distintas habr�n sido. �Oh, que cada lector pueda hacerse un examen delante de Dios y a la luz de su presencia pueda darse cuenta de c�mo est� aprovechando el tiempo tan precioso que �l nos da! Y una santa compasi�n por las almas perdidas inunde todo nuestro ser, y desde hoy resuelva ponerse a entera disposici�n del Se�or para un servicio m�s eficiente que honre a nuestro Dios y nos produzca m�s gozo.

 

LAS DOS VOCES

El se�or Crist�bal Marlowe, en su drama, "El Doctor Faustus", describe a un hombre que, movido por el orgullo intelectual, vendi� su alma por un caudal ilimitado de conocimientos. Cuando se dio cuenta de que la ciencia y el poder que hab�a obtenido por medio de tales conocimientos no le satisfac�an, ya era tarde para arrepentirse. Las dificultades del doctor Faustus comenzaron. El buen �ngel trat� de persuadir al doctor Faustus de que se gobernara por el Libro, las Escrituras. El otro �ngel trat� de persuadirlo a que rechazara el Libro y se dejara gobernar por la nigromancia y la magia. Semejante cosa sucede en realidad con muchas personas: un mensajero malo trata de persuadirlos para que vendan su alma en cambio de placeres u otras atracciones mundanas; mientras un mensajero bueno trata de persuadirlos para que acepten el mensaje de Dios para ellos. El resultado depende de c�mo el hombre responda, a cu�l voz obedezca.