significado de las palabras biblicas en hebreo

 
 

Significados de las palabras biblicas en hebreos

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Hebreo Bíblico

Juntos

 Adverbio

yajad (dj'y"), «juntos; parecido; a la misma vez; todos juntos». Yajad se encuentra unas 46 veces durante todos los períodos del hebreo bíblico.

Como adverbio, el vocablo enfatiza la pluralidad en medio de la unidad. En algunos contextos lo que se quiere destacar es la comunidad en acción. Goliat desafió a los israelitas diciendo: «Hoy yo he desafiado el campo de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo» (1 S 17.10). A veces el énfasis está sobre un lugar compartido: «Y sucedió que los que quedaron se dispersaron de tal manera que no quedaron dos de ellos juntos» (1 S 11.11 rva). El término puede significar estar en un mismo lugar al mismo tiempo: «Los entregó en mano de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y murieron los siete juntos» (2 S 21.9). En otros pasajes yajad quiere decir «al mismo tiempo»: «¡Ah, si pudiera pesarse mi aflicción, si mis males se pusieran en la balanza juntos!» (Job 6.2 bj).

En muchos contextos poéticos yajad es casi un sinónimo de kullam, «del todo, completamente». Yajad sin embargo es más enfático, significando «todos a la misma vez, todos juntos». En Dt 33.5 (primera cita con adverbio) el vocablo se usa en forma enfática queriendo decir «todos juntos» o «todos ellos juntos»: «Él era rey en Jesurún, cuando se reunieron los jefes del pueblo, juntamente con las tribus de Israel» (lba). Compárece: «Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; pesándolos a todos igualmente en la balanza; serán menos que nada» (Sal 62.9). En contextos como este, yajad subraya la totalidad de un determinado grupo (cf. Sal 33.15).

Yajad a veces enfatiza que ciertas cosas son «iguales» (parecidas) o que lo mismo va a acontecer a todos ellos: «El torpe y el necio perecen de igual manera» (Sal 49.10 lba).

yajdaw (wD;j]y"), «asimismo; igualmente; también; a la misma vez; todos juntos». Esta segunda modalidad adverbial, yajdaw, se encuentra unas 92 veces. También denota comunidad en acción (Dt 25.11), lugar (Gn 13.6: primer caso de esta modalidad) y tiempo compartidos (Sal 4.8). En otros casos este también es sinónimo de kullam, «del todo, completamente». En Is 10.8 yajdaw quiere decir «todos iguales» o «igualmente»: «Mis príncipes ¿no son todos [igualmente] reyes?» (Is 10.8). En Éx 19.8 el término denota «a la misma vez» y «todos juntos»: «Todo el pueblo respondió a una». El sentido de «igualmente» o «también» se encuentra en Dt 12.22 (rv): «Lo mismo que se come el corzo y el ciervo, así las comerás; el inmundo y el limpio comerán también de ellas».

 Verbo

Yajad significa «estar unidos, encontrarse». Este verbo se encuentra en la Biblia 4 veces y tiene cognados en arameo, ugarítico, arábigo, etiópico y acádico. Tenemos un ejemplo en Gn 49.6 (lba): «En su consejo no entre mi alma, a su asamblea no se una mi gloria».

Nombre

yajéÆd (dyjiy:), «ser; único; solitario». El vocablo aparece 12 veces como un nombre o un adjetivo. YajéÆd tiene cognados en ugarítico, arameo y siríaco. El término puede significar «mi ser, mi alma»: «Libra mi alma [nepesh] de la espada; libra mi única vida [yajéÆd] de las garras de los perros» (Sal 22.20 rva; cf. Sal 35.17).

A veces el término quiere decir «único»: «Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas» (Gn 22.2: primer caso en la Biblia). En dos pasajes este vocablo quiere decir «solo» o «solitario»: «Mírame y ten misericordia de mí, porque estoy solitario y afligido» (Sal 25.16 rva; cf. Sal 68.6).

El nombre yajéÆd aparece una sola vez con la acepción de «unidad». David dijo a los benjamitas: «Si venís a mí en paz para ayudarme, mi corazón se unirá con vosotros» (1 Cr 12.17 lba). El uso de este término como nombre es insólito.

 

Jurar

shaba ([b'v'), «jurar; juramentar». Este es un término común a través de la historia de la lengua hebrea. El hecho de que aparezca más de 180 veces en la Biblia hebrea es testimonio de su importancia en las Escrituras. Shaba se encuentra por primera vez en la Biblia en Gn 21.23–24 (lba), donde Abimelec ruega a Abraham: «Júrame aquí por Dios que no obrarás falsamente conmigo, ni con mi descendencia … Y Abraham dijo: Yo lo juro».

A menudo «jurar o juramentar» indica la afirmación decidida de una promesa. De esta manera, Josué instruye a sus espías sobre Rahab en Jericó: «Entrad en la casa de la mujer prostituta, y sacad de allí a ella y todo lo que sea suyo, como se lo habéis jurado» (Jos 6.22). David y Jonatán afirmaron la fuerza de su amor el uno hacia el otro mediante un juramento (1 S 20.17). La lealtad a Dios se afirma mediante un juramento (Is 19.18). Sofonías condena a los sacerdotes idólatras «que se postran y juran por Jehová, y al mismo tiempo juran por Moloc» (Sof. 1.5 rva). Cuando hace y mantiene sus promesas a los hombres, Dios a menudo «jura» por sí mismo: «Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré» (Gn 22.16–17; cf. Is 45.23; Jer 22.5). Dios también «jura» por su santidad (Am 4.2).

La raíz hebrea de «jurar» y de «siete» es la misma. Puesto que siete en hebreo es el «número de la perfección», algunos conjeturan que «jurar» es, de alguna manera, «septuplicarse», o sea, atarse a sí mismo con siete cosas. Tal vez encontramos un paralelo de este uso del «siete» en las acciones de Sansón cuando se dejó amarrar con siete cuerdas frescas de arco (Jue 16.7 rva) y que le ataran siete mechones de su cabeza (Jue 16.13 rva). No obstante, la relación entre «jurar» y «siete» aún no es muy clara.

 

Justicia, Justificación

 Verbo

tsadaq (qd'x;), «ser recto, tener razón, ser justificado, ser justo». Este verbo, que aparece menos de 40 veces en el hebreo bíblico, se deriva del sustantivo tsedeq. No hay mejor lugar para entender el problema del sufrimiento de los justos que en Job, donde el término se encuentra 17 veces. Aparte del libro de Job, tsadaq es poco frecuente en los demás libros. La primera vez que lo hallamos es en Gn 38.26 (rva), aquí Judá admite que Tamar es «justa» en sus demandas: «Más justa es ella que yo, porque no se la he dado a mi hijo Sela».

El significado básico de tsadaq es «ser recto» o «justo». Es un término jurídico que involucra todo el proceso de justicia. Dios «es justo» en todas su relaciones, y comparado con Él ningún ser humano es «justo»: «¿Será el hombre más justo que Dios?» (Job 4.17). En un sentido derivado, una causa puede considerarse «justa» cuando todos los hechos indican que el acusado va a ser exonerado de todos los cargos. Isaías desafió a las naciones a presentar testigos que pudieran comprobar que su causa era justa: «Que se presenten sus testigos, y que se justifiquen; que escuchen, y digan: Es verdad» (Is 43.9 rva). Job se preocupó por su causa y la defendió delante de sus amigos: «Aunque fuese yo justo, no respondería; antes habría de rogar a mi juez» (Job 9.15 rva). Tsadaq también puede denotar el resultado del veredicto, cuando al justo se declara «justo» y jurídicamente exonerado de todos los cargos. Job creyó que el Señor finalmente le vindicaría en contra de sus opositores (Job 13.18).

En su modalidad causativa, el significado del verbo destaca con aun mayor claridad el sentido de un pronunciamiento jurídico de inocencia: «Cuando haya pleito entre algunos y acudan al tribunal para que los juzguen, absolverán [tsadaq] al justo [tsaddéÆq] y condenarán al culpable» (Dt 25.1 rva). Los israelitas tenían la responsabilidad de mantener la «rectitud» o «justicia» en todas las esferas de la vida. Cuando el sistema jurídico fracasó debido a la corrupción, los malvados fueron falsamente «justificados» y a los pobres se les robó la justicia con cargos inventados. Un grupo numeroso se adhirió a Absalón cuando prometió justicia a los propietarios de tierras (2 S 15.4). Sin embargo, Dios aseguró a Israel que se haría justicia al fin: «No pervertirás el derecho del necesitado en su pleito. Te alejarás de las palabras de mentira, y no condenarás a morir al inocente y al justo; porque yo no justificaré al culpable» (Éx 23.6–7 rva). Las personas justas seguían el ejemplo divino. El salmista exhorta a su pueblo a cambiar su sistema jurídico: «Defended al pobre y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso» (Sal 82.3).

La esperanza final de Job reposaba en la declaración divina de «justificación». El Antiguo Testamento concuerda con esta esperanza. Cuando la injusticia prevalece, es Dios el que «justifica».

La Septuaginta traduce el verbo por dikaiao («hacer justicia; justamente; vindicar»). La traducción más frecuente en las versiones en castellano es «justificar». Otras versiones lo traducen «dar razón» (bj), «absolver» (nbe, bpd, sbp), «declarar justo» (bla); «declarar inocente» (bvp).

 Nombre

tsedeq (qd,x,); tsedaqah (hp;d;x]), «justicia, rectitud». Estos nombres provienen de una raíz semítica que se encuentra, con una connotación jurídica, en hebreo, fenicio y arameo. En fenicio y en arameo antiguo implica el sentido de la «lealtad» o «pleitesía» de un rey o sacerdote al servicio de su propio dios. En estas lenguas alguna modalidad de la raíz se combina con otros términos o nombres, de reyes especialmente, con los apelativos de divinidades. Está, por ejemplo, el nombre veterotestamentario de Melquisedec («rey de justicia»). Una expresión más limitada de esta raíz («veracidad» en las declaraciones) se halla en arábigo, lengua semítica septentrional. En hebreo rabínico tsedaqah quiere decir «limosnas» u «obras de caridad».

Los 157 casos del término tsedaqah se encuentran a través de todo el Antiguo Testamento (excepto Éx, Lv, 2 R, Ec, Lm, Hab, y Sof). Tsedeq, que aparece 119 veces, se encuentra mayormente en la literatura poética. El primer uso de tsedeq es: «No harás injusticia en el juicio. No favorecerás al pobre, ni tratarás con deferencia al poderoso. Juzgarás a tu prójimo con justicia» (Lv 19.15 rva). El primer caso de tsedaqah es: «[Abraham] creyó a Jehová, y le fue contado por justicia» (Gn 15.6 rva).

Ha sido difícil para los expertos traducir estos dos vocablos prácticamente sinónimos. Las versiones más antiguas basaron sus traducciones en el término diakaiosune («rectitud») en la Septuaginta (versión en griego) y sobre el término en la Vulgata (en latín), iustitia («justicia»). En estas traducciones se transfieren, en sentido absoluto, las relaciones jurídicas propias de seres humanos al Dios Legislador, el cual es perfecto en «justicia» y «rectitud».

Los exégetas han derramado mucha tinta en sus intentos de interpretar contextualmente los términos tsedeq y tsedaqah. Las conclusiones de los investigadores apuntan en dos direcciones. Por un lado, las relaciones entre personas y entre un ser humano y su Dios, habiendo fidelidad entre ellos, pueden describirse como tsedeq o tsedaqah. Según esta traducción, son términos relacionales. En la propuesta de Jacob a Labán, el vocablo tsedaqah indica la calidad de la relación que había entre ellos. La rv ofrece la siguiente traducción de tsedaqah: «Así responderá por mí mi justicia mañana, cuando me viniere mi salario delante de ti» (Gn 30.33). Por otro lado, versiones más recientes, como rvr, bvp, rva, nrv, lba y versiones católicas, optan por una traducción más relacional, «honradez». No obstante, la preponderancia de este énfasis, «rectitud» o «justicia» en sentido abstracto o jurídico de una relación, no deja de estar presente en el Antiguo Testamento. El locus clãsicus es Gn 15.6: «Creyó a Jehová, y le fue contado por justicia».

Lamentablemente, en una discusion sobre la dinamica (relacional) versus el sentido estático (abstracto) del vocablo,uno de los dos gana en las traducciones, a pesar de que ambos elementos están presentes en los vocablos hebreos. Los Salmos y los profetas en particular se refieren a «rectitud» o «justicia» como un estado o una condición (sentido abstracto): «Escuchadme, vosotros que seguís la justicia, los que buscáis al Señor. Mirad la roca de donde fuisteis tallados, y la cantera de donde fuisteis excavados» (Is 51.1 lba). Y también: «Mi justicia está cercana; la salvación ya se ha iniciado, y mis brazos juzgarán a los pueblos. En mí esperarán las costas, y en mis brazos pondrán su esperanza» (Is 51.5). La nbe ilustra esta tensión entre el sentido estático y dinámico al traducir tsedeq: «En un momento haré llegar mi victoria [en lugar de tsedeq] amanecerá como el día mi salvación, mi brazo gobernará los pueblos: me están aguardando las islas, ponen su esperanza en mi brazo» (Is 51.5). O sea que en cualquier discusión sobre los dos términos siguientes, sus significados se encuentran entre lo dinámico y lo estático.

Tsedeq y tsedaqah son términos jurídicos que se refieren a la justicia en relación con un código legal (la Ley; Dt 16.20), el proceso jurídico (Jer 22.3), la justicia del rey como juez (1 R 10.9); Sal 119.121; Pr 8.15), así como la fuente de la justicia, Dios mismo: «Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío; y no se alegren de mí … Y mi lengua hablará de tu justicia, y de tu alabanza todo el día» (Sal 35.24, 28).

El término «justicia» o «rectitud» también incorpora todo lo que Dios espera de su pueblo. Los verbos asociados con «justicia» ilustran lo concreto que es este concepto, por ejemplo, juzgar, tratar, sacrificar y hablar rectamente. También la justicia se aprende, se enseña y se persigue. Sobre la base de una relación especial con Dios, los santos en el Antiguo Testamento le piden tratos justos: «Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey» (Sal 72.1).

La Septuaginta ofrece las siguientes traducciones: dikaios («los que son rectos, justos, conforme a las leyes de Dios») y dikalosume («justicia, rectitud»); y eleemosune («título de propiedad; limosnas; obras de caridad»).

 Adjetivo

tsaddéÆq (qyDix'), «recto; justo». La modalidad adjetiva aparece 206 veces en hebreo bíblico. En antiguo arameo el término denota la «lealtad» de un rey o sumo sacerdote a su deidad personal, que se manifiesta a menudo en ofrendas. En fenicio, de manera similar, el nombre y el adjetivo tienen que ver con la relación de un monarca con sus dioses. En Éx 9.27 el vocablo se usa en relación a Dios: «He pecado esta vez. Jehovah es el justo; yo y mi pueblo somos los culpables» (rva). TsaddéÆq se usa para referirse a una nación en Gn 20.4 (rva): «Dijo: Señor, ¿acaso has de matar a la gente inocente?»

 

Juventud

na>ar (r['n"), «juventud; muchacho; joven». El vocablo se encuentra en ugarítico y se cree que el término egipcio na-arma («criados armados») puede también tener relación con el uso semítico occidental. La raíz con el significado de «juventud» se encuentra solamente en forma de nombre. En hebreo aparece tanto en el género femenino (na>arah, «una joven») como en masculino (p. ej. Gn 24.14).

Na>ar se encuentra 235 veces en el Antiguo Testamento hebreo, particularmente en el Pentateuco y en los libros históricos. El primer caso es Gn 14.23–24: «Nada tomaré … excepto solamente lo que comieron los jóvenes».

El significado básico de na>ar es «joven» en contraposición a un hombre adulto. A veces puede significar un niño pequeño: «Ciertamente, antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes a quienes tienes miedo será abandonada» (Is 7.16 rva). Por lo general, na>ar denota un «joven» de edad casadera, aunque soltero. Hay que tener en mente la contraposición de «juventud» y vejez si queremos entender lo que alegaba Jeremías cuando dijo que era solo un «joven». No estaba argumentando que era apenas un muchacho, sino más bien que no tenía la experiencia de un hombre mayor cuando dijo: «¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño» (Jer 1.6).

Absalón fue considerado un na>ar a pesar de tener edad suficiente para encabezar tropas en una rebelión contra David: «Y el rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente al joven Absalón, por consideración a mí» (2 S 18.5 rva).

Un significado derivado de na>ar es «siervo». Jonatán usó un «siervo» como escudero: «Aconteció cierto día que Jonatán hijo de Saúl dijo a su escudero: Ven, pasemos hasta el destacamento de los filisteos que está al otro lado» (1 S 14.1 rva). El na>ar («siervo») trataba a su patrón como «señor»: «Cuando estaban cerca de Jebús, el día había declinado mucho. Entonces el criado dijo a su señor: Ven, por favor, vayamos a esta ciudad de los jebuseos y pasemos la noche en ella» (Jue 19.11 rva). Los reyes y otros oficiales tenían «sirvientes» cuyo título era na>ar. Tal vez sería mejor, en este contexto, traducir el término como «cortesanos» que aconsejaban al rey, como en el caso del rey Asuero: «Entonces los cortesanos [«jóvenes» rv] al servicio del rey, dijeron: Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y de buen parecer» (Est 2.2 lba). Cuando se comisiona a un na>ar a llevar mensajes, es un «mensajero». Esto nos permite deducir que «sirviente» en relación al vocablo na>ar no denota un «esclavo» que realizaba tareas domésticas o serviles. Un na>ar portaba documentos importantes, estaba entrenado en el arte de guerra y podía ser consejero del rey.

Otro nombre, no>ar, significa «joven». Aparece solo 4 veces en la Biblia, una de ellas es Sal 88.15 (lba): «He estado afligido y a punto de morir desde mi juventud; sufro tus terrores, estoy abatido» (cf. 36.14).

La Septuaginta ofrece las siguientes traducciones: paidarion («rapazuelo; muchacho, niño, joven esclavo»); neos («novato»); neaniskos («mozo; joven; sirviente»); paidion («bebé; menor de edad; niño»); pais («niño; criatura») y neanias («joven»).

 

Juzgar

 Verbo

shapat (fp'v;), «juzgar, liberar, gobernar». Este verbo también aparece en ugarítico, fenicio, arábigo, acádico y en hebreo posbíblico. Están constatados alrededor de 125 casos del verbo durante todos los períodos del hebreo bíblico.

En muchos contextos esta raíz tiene un sentido jurídico. Shapat se refiere a la actividad de una persona que actúa como intermediaria entre dos partes que están en conflicto. El mediador (actuando simultáneamente como juez y jurado) escucha los argumentos de los litigantes para llegar a un veredicto justo y determinar las acciones que deben tomarse. Así Sarai le dijo a Abram: «Mi agravio recaiga sobre ti. Yo puse a mi sierva en tu seno; y ella, viéndose encinta, me mira con desprecio. Jehová juzgue entre tú y yo» (Gn 16.5: primer caso del vocablo). Sarai había entregado Agar a Abram en lugar suyo. Este acto estaba de acuerdo con la antigua ley de Nuzi, que al parecerAbram conocía y practicaba. Según esta ley, el derecho sobre el niño le correspondía a Sarai, lo cual significaba que Agar «hizo todo el trabajo»sin recibir privilegio alguno. Como resultado de tal situación, Agar atormentaba a Sarai. Por ser cabeza de la familia tribal le correspondía a Abram mantener el orden, pero no lo hizo. Esto explica por qué Sarai dice que es inocente de cualquier maldad; no había hecho nada para merecer el hostigamiento de Agar; Abram tiene la culpa por no mantener el orden en la familia extendida. Su apelación se formula en los siguientes términos: puesto que Abram (quien normalmente hubiera sido el juez sobre los asuntos de la tribu) no ha cumplido con su deber, «Jehová juzgue» [jurídicamente] quién tiene la razón entre nosotros. Abram reconoció la legitimidad de la causa y le entregó a Agar para que la pusiera en orden (Gn 16.6).

Shapat también tiene que ver con cumplir una sentencia. Esta acepción se encuentra en Gn 18.25 a la par de la idea de pronunciar un veredicto; Abraham habla del «Juez [literalmente: «Aquel que juzga»] de toda la tierra». En 1 S 3.13 el énfasis está únicamente sobre «sentenciar»: «Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe» (nrv).

En algunos casos el verdadero significado de «juzgar» es «liberar» de injusticia y opresión. David dice a Saúl: «Que Jehová sea el juez y juzgue entre tú y yo. Que Él vea y contienda por mi causa, y me defienda de tu mano» (1 S 24.15 rva). Este doble matiz («liberar», junto con el sentido jurídico) se entiende al hablar de los jueces de Israel (Jue 2.16): «Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que los despojaban».

Shapat puede indicar, además de un acto de liberación, el proceso por el cual se mantienen la ley y el orden dentro de un grupo. La función de los jueces de Israel también incluye esta idea: «Débora, profetisa, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel en aquel tiempo» (Jue 4.4 lba). Dicha actividad era jurídica e implicaba un cierto tipo de gobierno sobre Israel. Por cierto, de «gobernar» se trata en Nm 25.5: «Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Cada uno mate a los hombres suyos que se han adherido al Baal de Peor» (cf. 1 S 8.1 rva).

El libertador militar encabezaba un ejército de voluntarios (una milicia) que se convocaba ante amenaza de peligro. Durante el período de Samuel este procedimiento resultó inadecuado para Israel. El pueblo quería un líder capaz de organizar y encabezar un ejército permanente. Por tanto, pidieron a Samuel un rey semejante al de otras naciones, alguien que fuera apto y preparado en guerra, y cuyo sucesor (el hijo) fuera cuidadosamente entrenado tambien. Este nuevo orden facilitaría la continuidad en el liderazgo. Incluido en este concepto del rey como «juez», como con las otras naciones, estaba la idea del rey como «gobernante»; para mantener y entrenar un ejército permanente, el pueblo tendría que ser organizado para los tributos y la conscripción. Estas son las implicaciones que Samuel expone en 1 S 8.6–18.

 Nombre

mishpat (fP;v]mi), «juicio; derechos». Este vocablo, que se encuentra unas 420 veces, también aparece en ugarítico.

El término tiene dos acepciones principales; la primera se relaciona con las funciones de un juez: escuchar una causa y emitir un veredicto justo. Uno de varios ejemplos de este uso está en Ec 12.14: «Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala».

Mishpat puede referirse también a los «derechos» de alguna persona (Éx 23.6). Esta segunda acepción tiene varios matices: relación equitativa entre realidad y expectativa (Gn 18.19: primera vez que se usa el término); dictamen judicial (Dt 17.9); exposición de la causa del acusado (Nm 27.5); y reglamento establecido (Éx 21.1).

El nombre shepatéÆm se refiere a «actos de justicia». Uno de los 16 casos de este vocablo se encuentra en Nm 33.4: «Los egipcios estaban enterrando a todos sus hijos mayores, pues el Señor los había hecho morir, con lo cual había dictado sentencia contra sus dioses» (bvp).

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