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TODAV�A NO

"Todav�a no", dijo un ni�o entretenido en sus juegos, "Cuando crezca yo un poco pensar� en las cosas de Dios." Lleg� a ser un joven muy robusto.

"Todav�a no", dijo el joven. "Cuando vea yo prosperar mi negocio tendr� m�s tiempo para asuntos espirituales." El negocio prosper�.

"Todav�a no", dijo el hombre de negocios. "Mis hijos me necesitan ahora. Cuando ellos crezcan y est�n bien colocados entonces tendr� m�s oportunidad para pensar en eso." Envejeci�

"Todav�a no". Sigui� diciendo. "Pronto voy a retirarme de mis negocios para que tenga yo bastante tiempo para leer y reflexionar." As� muri�.

Dej� para m�s tarde lo que deb�a haber hecho cuando era joven. Vivi� sin Dios y a consecuencia de esto muri� sin esperanza.

 

LA VOZ DE UNA CAJA DE FOSFOROS

Un vagabundo fue llevado delante de un tribunal en Par�s, acusado de ebriedad y de cometer desorden en la v�a p�blica: se defendi� diciendo que �l era borracho por causa del gobierno; y cuando le pidieron que explicara cont� una historia que se public� en un peri�dico: "Saco tres cajas de f�sforos (la manufactura de f�sforos en un monopolio del gobierno de Francia), y ley� los lemas que hab�a escritos en las cajas: ‘El vino es la fortaleza de los valientes y la salud de los fuertes’. ‘Una comida sin vino es como un d�a sin sol’. ‘El buen vino consigue buenos amigos’

"El acusado dijo que �l no era responsable por haber estado ebrio, porque nunca hubiera tomado vino si no hubiese le�do aquellos anuncios que el mismo gobierno publicaba, los cuales lo convencieron de que era bueno beber, y esto le hab�a ocasionado el vicio del alcohol".

 

ANANIAS

Anan�as era el sumo sacerdote que mand� que le pegasen en la boca de Pablo. Parece que las palabras de Pablo: "Herirte ha Dios, pared blanqueada", eran prof�ticas. Seg�n el historiador jud�o Josefo, los romanos quemaron la casa de Anan�as cuando sitiaron a Jerusal�n, y despu�s metieron al sacerdote en un acueducto, lugar de su refugio, y as� muri�.