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Fe Fidelidad Flojera Fortaleza Franqueza Fundamento
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Cuando comenz� la construcci�n de una
grandiosa catedral, un �ngel vino del cielo y prometi� dar un gran premio a la
persona que hiciera la mayor contribuci�n al santuario ya terminado. A medida
que el edificio se elevaba, la gente especulaba acerca de qui�n ganar�a el
premio. �Ser�a el arquitecto? �El contratista? �El carpintero? �Los
artesanos expertos en oro, acero, lat�n y vidrio? �Quiz� el ebanista
encargado de hacer el emparrillado que ir�a cerca del altar? Debido a que cada
uno de los trabajadores hizo su mejor trabajo, la catedral se convirti� en una
obra de arte. Pero cuando lleg� el momento de anunciar al ganador del premio,
todos se quedaron sorprendidos. Se entreg� a una anciana campesina mal vestida.
�Qu� es lo que ella hab�a hecho? Todos los d�as, fielmente hab�a llevado
paja para que comiera el buey que acarreaba el m�rmol que usaba el escultor.

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La historia nos relata acerca de un
anciano soldado romano que sirvi� a su patria cuarenta a�os: diez como soldado
raso y treinta como oficial. Hab�a tomado parte en ciento veinte combates y
hab�a sido herido gravemente cuarenta y cinco veces. Hab�a recibido catorce
coronas c�vicas por haber salvado la vida de varios ciudadanos, tres murales
por haber sido el primero en entrar en la brecha, y ocho �ureas por haber
rescatado el estandarte de una legi�n romana de manos del enemigo. Ten�a en su
casa como bot�n de guerra ochenta y tres cadenas de oro, sesenta brazaletes,
dieciocho lanzas de oro, y veintitr�s jaeces.
Que el cristiano sea igualmente fiel a
su Salvador y luche en favor de �l, y la gloria y el valor de su premio
exceder�n en mucho al de este anciano soldado romano.

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"Por cuatro a�os", dice el
doctor W.R. Hotchkiss, "he vivido solo en el �frica. Treinta veces he sido
atacado por la fiebre, tres veces atacado por leones y varias veces por
rinocerontes; no pocas veces los nativos me han tendido emboscadas y por cuatro
meses no he visto una pieza de pan, teniendo que limitarme a comer todas las
cosas, desde hormigas hasta rinocerontes; pero perm�tanme que les diga que con
todo gusto pasar�a otra vez por todas estas experiencias, a cambio del gozo de
llevar la palabra Salvador y hacerla brillar en la obscuridad que
envuelve a alguna otra de las tribus del �frica Central".

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La se�orita Midled Cabell cuenta de
un hotel singular donde ella respir� una deliciosa atm�sfera de paz.
Respondiendo a una pregunta, la propietaria, en cuyo rostro se revelaba la m�s
grande amabilidad, dijo: "Cuando tomamos este hotel, acab�bamos de dejar a
Jes�s entrar en nuestro coraz�n, y cuando inspeccionamos todas las cosas, mi
esposo y yo llegamos a la conclusi�n de que no hab�a lugar para Jes�s y al
mismo tiempo para muchas otras cosas que los hoteles siempre tienen. As� pues,
suprimimos el sal�n de billares, el sal�n de baile y el sal�n de juego, y
perdimos muchos clientes. Algunas veces nos sent�amos fuertemente tentados, por
que nos parec�a que ganar�amos mucho dinero en caso de que no nos apeg�ramos
a estas reglas; pero siempre que esto suced�a ca�amos de rodillas y dec�amos:
�Se�or, en este hotel habr� siempre lugar para ti�, y procuraremos
obedecer fielmente lo que dices: �No hay lugar para m� y para esas cosas al
mismo tiempo.� "

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Hace alg�n tiempo que le� lo
siguiente: Un s�bado por la noche el pastor de una iglesia estaba preparando su
serm�n para el domingo por la ma�ana. El cansancio lo rindi� y se qued�
dormido. So�� que estaba ya ante su auditorio predicando en el templo. Cuando
hab�a le�do la cita que le iba a servir de base para el serm�n, not� que
hab�a entrado una persona nueva, su rostro revelaba cierta tristeza; sus ojos
eran de una mirada dulce pero al mismo tiempo muy penetrante.
El auditorio estaba lleno, y el
desconocido no encontraba asiento y nadie se movi� a ofrecerle un lugar; al fin
encontr� un rinconcito y se sent� a o�r la predicaci�n; el predicador no
pudo separar su vista de aquel oyente. Cuando termin� el culto, se baj�
prestamente del p�lpito para ir a saludar al visitante; pero no lo alcanz�;
preguntando si alguien lo conoc�a, y le dijeron: "Fue Cristo quien
asisti� a la iglesia". En esto despert� muy impresionado y se pregunt� a
s� mismo: Si Cristo viniera en persona a mi iglesia, �aprobar�a lo que estoy
haciendo y lo que hace mi congregaci�n? Y desde ese momento se propuso ser m�s
fiel obrero del Se�or. Queridos hermanos: �Estar� Cristo en nuestra iglesia?
Si nos mandara un mensaje �qu� clase de mensaje ser�a?

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Cierto famoso fil�ntropo incr�dulo,
orden� a sus empleados un s�bado, que el domingo por la ma�ana fue se�al
puerto para descargar un buque reci�n llegado. Un joven escribiente suyo
contest� tranquilamente: --Se�or G., no puedo trabajar los domingos.
--Ya conoce usted el reglamento �le
contest� el se�or G.
--S� Se�or, lo conozco, y aunque soy
el sost�n de mi anciana madre, no puedo trabajar los domingos.
--Bueno, pues, suba usted al despacho
y el cajero le entregar� su cuenta�dijo el se�or G.
por espacio de tres semanas anduvo el
joven buscando trabajo. Cierto d�a se present� un banquero al incr�dulo
se�or G., pregunt�ndole si pod�a recomendarle persona honrada y fiel para
cajero de un banco que iba a abrirse. El incr�dulo mencion� al joven que
hab�a despedido, recomend�ndolo como persona a prop�sito.
--Pero �dijo el banquero--, usted lo
despidi�.
--S� se�or �respondi� el se�or
G--, lo desped� porque no quer�a trabajar los domingos. Pero un hombre que
puede perder su puesto por no violentar su conciencia, servir� bien de cajero
de confianza.

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Cuando Policarpo era obispo de la
iglesia de Esmirna, fue llevado ante el tribunal, el proc�nsul le pregunt� si
era Policarpo, y contest� que s�. Luego empez� el proc�nsul a exhortarlo,
diciendo: --Ten piedad de tu avanzada edad; jura por la fortuna de C�sar;
arrepi�ntete; di: qu�tense los ateos (los cristianos).
Policarpo miraba solemnemente a la
multitud y se�alando con la mano, alz� los ojos hacia el cielo y dijo:
--Qu�tense esos ateos �los que
estaban en su derredor.
El proc�nsul lo trat� de persuadir
diciendo: --Jura y te soltar�, renuncia a Cristo.
El venerable cristiano respondi�:
--Ochenta y seis a�os le he servido y nunca me ha hecho cosa perjudicable;
�c�mo puedo blasfemar a mi Rey quien me ha salvado?.
--Tengo fieras y te expondr� a ellas,
si no te arrepientes �dijo el proc�nsul.
--Traedlas �dijo el m�rtir.
--Suavizar� tu esp�ritu con fuego
�dijo el romano.
--Me amenaz�is �respondi�
Policarpo--, con el fuego que quema s�lo por un momento, pero olvid�is el
fuego del castigo eterno, reservado para los imp�os.
En la hora de su martirio daba gracias
a Dios porque se contaba con los m�rtires de Cristo.

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En Kenya, �frica, hay una
organizaci�n terrorista llamada Mau Mau. Se nos dice que Jomo Kenyatta, el jefe
de esta organizaci�n es disc�pulo de Mosc�, por tanto, dicha organizaci�n es
grandemente anticristiana.
A pesar de la persecuci�n de que son
objeto los cristianos africanos, han tenido suficiente valor para ser fieles y
desafiar todos los peligros. Cada vez que hay alguien que predique, los templos
se llenan, a pesar de que en muchas ocasiones los Mau Mau han incendiado
templos, martirizando a los cristianos y asesin�ndolos. Los cristianos de Kenya
se exponen caminando kil�metros y kil�metros para asistir a los cultos.
Un jefe nativo, llamado Juan Waruhin
reuni� a treinta mil de sus compatriotas para explicarles que la organizaci�n
Mau Mau era mala e incit� a la gente para que resistiera dicha organizaci�n.
Les dijo que en lugar del pacto de los Mau Mau deb�an ellos tener el siguiente
lema: "No tendr�s dioses ajenos delante de m�". Al poco tiempo fue
asesinado, pero su hijo contin�a haciendo la labor que no pudo continuar su
padre. El hijo de Waruhin est� predicando el evangelio en un campo de
detenci�n donde est�n los peores criminales de los Mau Mau, y se nos dice que
en nueve meses gan� 270 de estos hombres para Cristo.
Se dice que la oraci�n m�s frecuente
entre los cristianos de Kenya es: "No que nos libres del peligro, sino que
nos ayudes a permanecer fieles".
�Qu� hermosa lecci�n de fidelidad y
valor nos dan estos cristianos!.

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Se cuenta la historia de un muchacho
que hizo una gran impresi�n en dos hombres de negocios que iban en el tren en
un carro Pullman. Los padres fueron a la estaci�n a dejarlo, y cuando el
muchacho se qued� solo en el carro abri� su valija, sac� su Biblia y
sent�ndose en la orilla de la cama empez� a leer. Aunque los dem�s se
quedaron mir�ndolo, cuando termin� la lectura cerr� la Biblia y se arrodill�
junto a la cama y or� antes de acostarse.
Dos hombres de negocios que vieron
todo esto se impresionaron mucho con la escena y se convencieron de que tambi�n
ellos ten�an la necesidad de orar. Uno de ellos dijo que hac�a mucho tiempo
que no hab�a presenciado una escena semejante, y reconoci� que se hab�a
apartado de las ense�anzas que le hab�a impartido su piadosa madre. El acto
del muchacho cre� en el coraz�n de aquel hombre un deseo de volver a practicar
aquellas ense�anzas. Se nos dice que m�s tarde estos dos hombres de negocios
encontraron su paz con Dios.

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Cuando yo era capell�n del ejercito atend� a un
soldado moribundo, al cual yo conoc�a, y le pregunt� si quer�a enviar a su
madre alg�n mensaje conmigo. Me contest�: "S�. Por favor d�gale que
muero con toda felicidad." Le pregunt� otra vez si quer�a algo m�s, y me
dijo: "Si. Escriba usted, por favor, a mi maestra de la escuela dominical y
d�gale que muero como cristiano, fiel a Cristo; y que nunca olvid� las buenas
ense�anzas que ella me dio." Yo conoc�a a esa maestra; y le escrib�.
Pocas semanas despu�s me contest�:"� �Que Dios me perdone! �Que Dios
me perdone! Pues hace un mes renunci� a mi cargo de maestra de escuela
dominical, porque yo pensaba que mi trabajo con esos ni�os no serv�a ni val�a
para nada� e impulsada por mi cobarde coraz�n, y por falta de fe, abandon� a
mis alumnos� y ahora recibo la carta de usted en la que me dice que mi
ense�anza fue un medio para ganar un alma para Cristo��Estoy decidida a
trabajar otra vez en el nombre de Cristo, y le ser� fiel hasta el fin de mi
vida!.

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